domingo, 13 de julio de 2008

INICIACION


Tengo 54 años en este 2008, lo pongo por si un día mis escritos pasan a la celebridad. Decía mi edad, digo además que hubo una época en que habiendo entrado recién en la adolescencia era virgen.

En esos tiempos de barrios sin prisas, sin televisores casi, con el aburrimiento como rutina, lo más importante era la imaginación. Eran momentos históricos, donde las hormonas estaban revolucionadas, era un tiempo de auto… de autosatisfacción.
Trece añitos si, y en ese entonces las vecinitas, Juanita y Graciela, pegaron un sacudón que otra que Narciso Ibáñez Menta, curvas, protuberancia donde antes no había casi nada, algunas pinturas, piernas contorneadas. Esa era mi “novia infantil” Juanita, y su hermanita Gra.

Las chicas también tenían una revolución hormonal, y entre balbuceos, rápidamente Juanita dijo: para lo que están pensando, tenemos que ir al monte, detrás de la Gaona.
El plural comprendía, al negro Orlando, Gerardo y yo. Sería un encuentro entre ellas dos y nosotros tres, al mando de Juanita, que dirigiría la batuta. Nosotros con tal de perder la virginidad y más con tan prominentes promesas, dijimos si, donde firmamos!!!

Al día siguiente a la tarde los cinco partimos en bicicleta en busca del bosque encantado, si, encantado de ir al bosque. Al llegar ellas se pusieron en un lugar liso y limpio cubierto por unas plantas, al pasar los dos primeros, quedando afuera Orlando, al cuidado de las bicicletas, sufrimos la primer derrota, no!!!, grito Juanita, sin preservativos no!!!. Ahh que cosa fea, no poder y además no saber de que hablaba. Así que montamos, subimos bahh, a nuestras bicicletas con un dolor de hue..sos y retornamos, consíganlo hoy y nos avisan, mañana si, dijo la Juani.

Los tres desafortunados, de igual edad, pero de diferencia en el tamaño de nuestros miembros, nos fuimos a la cercanía de un quiosco que, según Orlando, ahí vendían los preservativos.

Ahora debíamos ir por la hazaña, mas grande que el segundo gol de Maradona a los ingleses en 1986, que nos vendieran y poder pedirlos.

Anda vos negro, a mi, que sos más caradura, y ahí partí raudo a encarar al quiosquero, si, me dijo, que deseas?, vea don Mario, no tiene, no tiene unos mantecoles, déme tres, si?. Así volví, así que tuvo que ir otro, y al enfrentarse con el vendedor, lo mismo, no tiene unas gallinitas de dulce. Tres paquetes se trajo Gerardo. Ahora Orlando, llego y compro tres alfajores. Volví yo, resignado ya, y don Mario me dijo si para pedir unos condones van a vaciarme el kiosco no vale la pena. Así que ahí nos vendió..

Con los preservativos en nuestro poder fuimos al día siguiente los cinco, Graciela con Gerardo, yo con la Juanita. Estábamos los dos, en el momento del principio del principio, sonriendo, tocándonos, cuando de pronto estallo un grito, socorro, se quema, gritaba Graciela, no, no, no decía Gerardo, es que me queda grande y tiene talco, pero no es humo!!! Se retiro mi amigo resignado, ingreso en su lugar Orlando, nosotros nuevamente mimos, toqueteo, y sacar el cuadradito, a punto de abrirlo, Graciela, que grita, Socorro, socorro!!!! Los cinco de nuevo reunidos, y lo que vimos nos marco por unos años, el preservativo de orlando roto por su gran órgano. Así que tueve que esperar solo hasta un viernes que a Juanita la dejaron salir para usar mi velo rosado. Gracias Dios!!!!

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