martes, 13 de mayo de 2008

RECUERDOS BREVES

Te espero en el bar a las 10 de la noche, me dijiste, se puntual!!. Ahí, como un solo hombre, te esperé en el viejo La Paz, Corrientes 1500, en una de las antiguas mesas de madera añeja, con las marcas de tantos capuchinos, vasos de cerveza, con esas sillas anticuadas que te dolía el espinazo al acomodarte. Ahí, en una de aquella para cuatro. Llegaste impuntual, tarde, como casi siempre. Te sentaste a mi lado, estando cerca del tabique que dividía al lugar en dos, cuando vimos pasar hacia el baño de damas a aquella mina, con curvas y una terminación maravillosa de la espalda, como pintada por Divito. Hay que cuidarse negro! no te entendí, aunque el tiempo te dio la razón. Los dos hablábamos de bueyes perdidos, haciendo tiempo y a la espera de ver salir tamaña hembra, con tanta soledad arrepentida, como decía una canción, y salió, contuvimos la respiración, pasó, de frente si que era fulera, hermano! No dijimos nada por un rato, ¿desilusión?, no. Antes que pudiera decir algo, me hablaste como un optimista hermano mayor, “ja! que hermoso ir tiene esa mina!!!”. Y largamos la carcajada.

A Gerardo, mi hermano de la vida.

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